LA COMPAÑÍA >
Sin duda que es el espectáculo más completo de su categoría. El cuidado estético y de la puesta en escena es muy limpio y sencillo de ejecutar, lo que minimiza riesgos de desajustes entre los cuadros.
La biografía del personaje está bien contada. Quizá la interpretación de Isabela Duncan en mi opinión está demasiado sobreactuada y en las partes finales, la monotonía de su tono de voz y gestos grandilocuentes me pasmaron. Es de felicitar el desempeño igual de esta artista que se roba todas las miradas en cada momento que sale a escena.
Con respecto al desempeño en las dos ruedas, la revista empató consigo misma ya que había tenido un buen rendimiento la primera pasada. La banda sonó muy bien pero por momentos demasiado fuerte encima de las voces, que son el principal destaque de este espectáculo.
El texto tiene altibajos sobre todo cuando busca el humor. Aún teniendo dos muy buenos actores, hay poca llegada al público.
La principal debilidad de este conjunto es el cuerpo de baile y las coreografías, que si bien están en un nivel competitivo, la mayoría de los bailarines de las otras revistas tienen un desempeño altamente superior a La Compañía. Hay suciedad en los armados de las coreos y repetición de rutinas.
Teniendo en cuenta la globalidad, aún así y todo debería estar entre las dos primeras del concurso.
METELE QUE SON PASTELES >
En la primera rueda no había podido disfrutar del todo de este espectáculo. Ya sea por un tema de volumen o de velocidad del coro que no me había resultado claro en muchas partes. Esta segunda pasada pude decodificar casi todos los mensajes aunque desearía tener una vez más el gusto de verla para seguir descubriendo cosas.
La propuesta es de una riqueza intelectual, artística y creativa impresionante. Es uno de los mejores espectáculos de este carnaval. Quizá el inconveniente radica en que la comunicación con el público carnavalero se hace difícil, ya que mucho contenido en sus letras encriptadas (que lejos de ser una debilidad le da un sello distintivo a este espectáculo) se pierde.
Si bien el coro tiene muchas oportunidades con respecto a las demás murgas, es amigable al oído y no opaca la excelente puesta en escena. Los trajes son de los mejores de la categoría que en conjunto con la escenografía y utilería lo hacen de una visibilidad estética brillante.
Muchos no la comprendieron, otros estamos en eso. Lo importante para mí es que este conjunto llegó para seguir transformando a la murga. El camino será difícil y lleno de piedras (como lo tuvieron grandes murgas que hoy ya son tradición), pero la satisfacción de innovar no tiene precio y estos gurises están a la altura de ganarse ese reconocimiento.
LA CLAVE >
Cada verano estoy esperando la presentación de esta murga. Desde que irrumpieron en carnaval soy un seguidor de este conjunto que ha hecho cosas geniales, sobre todo con sus discursos. Este año no es tan así, aunque su nivel técnico y de rendimiento en voces ha crecido y ya está entre los mejores.
Lo que más me gusta es la puesta en escena. El uso de niveles y los cambios de trajes y sombreros son brutales. Perfecta musicalidad con el apoyo de un gran trabajo en iluminación.
Lo que menos me gusta es el pasaje de la “Murga Light” y alguno de los contenidos de los textos, que me resultaron cercanos a la demagogia. El personaje del periodista “Fernández” no está mal, pero tampoco suma demasiado y en su tercera aparición ya no funciona.
Resumiendo, creo que tiene armas suficientes para estar entre las candidatas a la liguilla, pero me gustó más en otras ediciones.
ACONTRAMANO >
Una propuesta controversial. Armar un espectáculo que desde su inicio es totalmente predecible es muy riesgoso. La murga lo sortea bastante bien pero el error, para mí, no está en la ejecución sino en la misma idea.
Es la costumbre de toda murga pasearse por los temas más importantes que sucedieron en el año para poder armar su espectáculo, pero elegir justamente el calendario como hilo conductor me parece bastante infantil. Si de lo simple hubiesen hecho algo creativo –se me ocurre cambiar el orden a los meses o tocar los temas menos obvios que pasaron y sorprender- pero no, se van acercando a los hechos más comunes y corrientes.
El pasaje de Suárez me gusta porque además de ser una buen momento de humor, está manejado con ingenio (el recurso de la corneta es muy bueno), no así el personaje de Semproni, que no me convenció y sobre todo le quita fuerza a la segunda parte del espectáculo que embalaba mejor que la primera.
Se revierte la situación en la despedida. Además de estar esperando ese momento por ser el único que me podía sorprender con algo, es excelente! La bajada es muy pegadiza y te acompaña hasta tu casa.
Si bien me gustó en su globalidad, me esperaba mucho más.
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